jueves, 10 de septiembre de 2009

El equívoco concepto de lo desconocido.

Sé a ciencia cierta que lo que voy a relatar le ha pasado a mucha gente y a otra mucha le pasará. Quizás quiero dejar esto aquí para que personas como yo no cometan el mismo tipo de error y puedan disfrutar antes de aquello que no conocen y que quizás no quieren conocer porque se plantean conceptos equívocos, ideas preconcebidas….etc, así que dejaré escrita mi experiencia por si sirve en esta ocasión de algo.






















De siempre he sido muy reticente a ir a Portugal, el porqué no lo tengo muy claro, quizás porque fui de paso en el viaje de fin de curso del colegio (apenas tenía 13 años) y el recuerdo que tenía de aquella ocasión no era nada bueno…mi memoria conservaba un pequeño pueblo en el sur de Portugal, nada atractivo y gente desagradable que nos intentaba engañar con los tipos de moneda. quizás por esas cosas asocié que todo iba a ser igual, que los portugueses eran gente desagradable y el entorno nada interesante.













Durante muchos años ese país al que tenemos de vecino ha sido totalmente invisible para mí, no tenía ningún tipo de intención de ir, vamos, que ni se me pasaba por la cabeza, ya había decidido de antemano que lo que iba a ver no me iba a gustar, entonces, ¿para qué ir?.













Pero mira por donde en una ocasión tuve que hacer un regalo y ese viaje era el mejor regalo posible, así que bueno…fui a Lisboa, y ¡bendita la hora!!, nada que ver con lo que pensaba que me iba a encontrar, sí que es verdad que no es el concepto de ciudad que a mí me llama, quizás por ese deterioro de sus edificios, pero puede que sea eso mismo lo que hace que tenga un encanto especial, edificios antiguos con sus azulejos azules, verdes, que le dá un color especial a las calles, esas callejuelas en las que entras y te abstraes, sus tranvías, los olores, el ambiente, todo. Los portugueses gente encantadora, vamos, mucho más que nosotros… que allí todo el mundo llega como si ellos tuvieran que saber castellano por narices y ni se molestan en hacer el intento de hablarles utilizando alguna palabra en portugués, y en lugar de ser reacios a dar una respuesta, molestarse, o algo por el estilo al contrario, te contestan muy amablemente y con la sonrisa en la cara.






































Pasé 2 días en Lisboa y vine encantada con ganas de volver y seguir conociendo el país, y poco después fui a Oporto, y bueno, curiosamente me embriagó. Leí en un blog (siento no acordarme de cual) que Oporto se parecía a Praga (ciudad que he visitado y está dentro de mis favoritas), y cuando llegué allí pensé, ¡para nada!, esto y Praga no tienen nada que ver, pero según fue pasando el día y fui descubriendo la ciudad, recorriendo sus calles, paseando a la orilla del río, y tener una panorámica estupenda de la ciudad desde uno de los puntos altos de la misma, fui consciente de que sí, se parecía a Praga. Oporto consiguió en un día que me enamorara de ella al igual que lo hice de Praga, tiene algo que me embaucó, capturó, que me abrazó y no quise salir de ese “abrazo” y con él me quedé.














Gastronómicamente una auténtica pasada, el bacalao, sus vinos verdes, los pasteles, los bollos salados, y encima barato. Escuchar Fado en un buen ambiente aunque no te guste especialmente pero encandila. Vamos, para no privarse de nada y disfrutar al 100%.








Personalmente de las 2 ciudades me quedo con Oporto, pero eso ya son opiniones y gusto de cada uno, las 2 son encantadoras a su manera. A quien tenga esa percepción preconcebida que tuve yo le aconsejo que pruebe y estoy segura de que vendrá tan encantado como yo. Yo intentaré seguir descubriendo ese país que me ha sorprendido gratamente.

jueves, 5 de marzo de 2009

Viviendo el momento

-




Empiezan las vacaciones, destino, Nueva Zelanda. Esta vez habíamos decido ir a nuestras antípodas, conseguimos un buen precio 1900€ a través de una agencia y nos incluía todo, avión ida y vuelta más un vuelo interno, una noche de alojamiento en Seúl, seguro con todo incluido, caravana para 21 días, crucero por un fiordo, el cruce de una isla a otra, en fin, todo. Tan sólo teníamos que coger nuestros bártulos y una vez allí coger carretera y manta y ¡a disfrutar!





Habíamos hablado mucho de posibles rutas, qué ver, dónde ir. Buscamos información en foros, blogs de la gente, y bueno, más o menos teníamos pensado lo que queríamos hacer. Yo personalmente soy de no montar rutas estrictas, creo que la improvisación en un momento dado te puede llegar a aportar muchas cosas, y también porque no, quitar muchas otras, pero bueno, creo que es más divertido.






En otros viajes, esto de la improvisación parecía que no gustaba mucho, pero Nueva Zelanda era un país muy apropiado para esto, perderte por cualquier sitio, aparcar para dormir en cualquier lado esperando que llegase la mañana siguiente para comprobar qué maravilla de paisaje te proporcionaba dicho lugar, llegar a cualquier lado y echar a andar sin rumbo definido, pararte en una playa quilométrica y disfrutar dando un paseo de la fauna y flora del lugar…en fin, había cantidad de posibilidades.



También hay que decir que es un país apropiado para hacer cualquier tipo de deporte, desde montar a caballo, a tirarte con paracaídas…por lo tanto, otra cosa añadida para que surgiera cualquier posible situación en cualquier momento.






Llegó el día, cogíamos un vuelo dirección Seúl dónde estaríamos 2 días y de ahí a Nueva Zelanda. Comentar que la experiencia en Seúl nos agradó bastante, después de haber estado el año anterior con los chinos nos sorprendió gratamente ver que los coreanos eran bastante más limpios, civilizados y educados que los anteriores, y lo poquito que vimos de la ciudad nos gusto mucho, así que probablemente en algún otro momento de nuestra vida le dediquemos más tiempo a este país.Después de estos 2 días cogimos nuestro ansiado vuelo hacia Auckland, 12 horas después llegábamos para coger un vuelo interno con dirección a Christchurch dónde nos esperaba nuestra caravana.



Empezaba la aventura, primero coger la caravana (éramos 4 y habíamos cogido una de 6 para no sentirnos muy agobiados) y a conducir por la izquierda, una auténtica odisea, todos iban en sentido contrario, jajaja ¡estaban locos!, pero al final nos hicimos con el tema, aunque por muchos días que estuvimos de vez en cuando se te iba la pinza y te ponías a conducir a la “española”, pero fueron pocas veces. Nos quedamos 1 día más allí para ver la ciudad y luego dirección sur… a ver los maravillosos paisajes del “Señor de los añillos”. Teníamos una idea de la ruta que podíamos hacer, y más o menos que sitios visitar, aunque claro, todo “en teoría” era variable, se podía cambiar y .. tampoco tenía porqué ser así, en fin, empezamos nuestra ruta, y los primeros días pues más o menos, conducíamos bastantes horas, cosa que en principio no íbamos a hacer puesto que madrugábamos mucho para aprovechar al máximo las horas del día, y estar todo el día conduciendo se convertía en agotador, a parte de no disfrutar de lo que aquél país nos estaba dando.





Pasaron los días y aquello empezaba a convertirse en una auténtica carrera, nos pasábamos conduciendo hasta las 9 o las 10 de la noche, la mayoría del tiempo metidos en la caravana, luego, cómo al final sí que hubo una ruta “establecida” teníamos que llegar a todos los sitios, por lo que suponía conducir aún más, cosa totalmente absurda por nuestra parte, ya que somos gente que cuando algo nos maravilla nos gusta dedicarle tiempo y explayarnos en lo que estamos viendo, y claro, en ciertos momentos lo hacíamos y esto nos retrasaba aún más, y nos hacía conducir más horas al día para llegar al siguiente punto.




Luego, llegamos a un punto extraño, teníamos un crucero por un fiordo el MilfordSound que nos entraba en lo que habíamos contratado, pero ir hasta esta zona nos suponía hacer más de 100 Km. por unas carreteras de la leche, y volver a deshacer el camino puesto que en el fiordo se acaba la carretera y no había posibilidad de ir desde allí a ningún otro lado que no fuera del que veníamos, por lo que realmente nos iba a hacer perder mucho el tiempo, pero fuimos, ¡hombre qué si fuimos!, desde mi punto de vista, esto fue una auténtica chorrada, no voy a decir que el crucerito estuvo mal, porque fue muy agradable y las vistas geniales, pero ¿y todo el tiempo que perdimos sólo por ir y volver de allí?, realmente era innecesario y bueno, si que es verdad que estás al otro lado del mundo y quieres verlo todo porque no sabes si vas a volver, pero una de las cosas que primero olvidamos es que son “NUESTRAS VACACIONES” y estás, están para disfrutarlas, por lo tanto de esta manera poco disfrutas, porque al final se convierte en un maratón.



Después de todo esto tuvimos un “pequeño” (por llamarlo de alguna manera) percance, nos pilló un temporal impresionante, por lo que nos contaron hacía más de 30 años que esto no pasaba en Nueva Zelanda, y fíjate por dónde que pasó cuando nosotros estábamos allí, claro está, el tiempo es impredecible y bueno, si toca, toca. Este dichoso temporal nos retrasó aún más en nuestra “dichosa ruta”, ¿por qué?, pues porque tuvimos que quedarnos 2 noches en sitios que no teníamos ni pensados, estamos aislados, carreteras cortadas por todos los lados, y bueno, aquello era un poco caótico.


El problema ahora ya no era lo que no íbamos a ver, era que teníamos que llegar a Picton para coger el ferry a la isla norte y con esto nos quedaban 3 días para subir hasta Auckland, aquello parecía imposible, pero al final lo conseguimos.

La isla norte para algunos de nosotros pasó prácticamente sin pena ni gloria, sólo estuvimos 3 días, no llegamos a ver ni siquiera Hobbieton pero por lo menos hicimos una rutilla por el Tongariro, que algo es algo.



Y llegados a este punto y sin resumir la ruta, sólo queda decir, que unas vacaciones son unas vacaciones, para poder disfrutarlas hay que ir relajado y dejando penetrar en la retina cada imagen que se ve, cada momento que se vive, y aprovecharlo al 100%, un viaje de este tipo, metido en una caravana, con un espacio reducido y la misma gente durante tanto días y sin intimidad puede llegar a sacar lo peor de cada uno, con esto no quiero decir que nosotros tuviéramos ningún problema porque no fue así, pero imagino que cada uno se cansó de los demás en un momento determinado porque sí, es prácticamente inevitable. No convertir un viaje en una carrera, creo que es preferible ver menos, pero verlo bien y a tope, que hacerlo de manera superficial, si no se llega a todo, no pasa nada, siempre quedará en el tintero volver en algún momento aunque quizás no se haga.


Para aquellos que lean este blog, y quizás vayáis a este maravilloso país, sólo deciros que lo disfrutéis, que veáis lo que podáis y sin carreras, eso os dejará una sensación plena al 100%, y cómo diría alguien que yo conozco, disfrutar si podéis de los deportes que os ofrece, quizás en otro momento de vuestra vida no lo hagáis y está sea la única oportunidad, o quizás no, ¡quién sabe!



martes, 24 de febrero de 2009

Disfruta de tu viaje.

Una de las cosas que más ganas tenía de hacer en esta vida era viajar a Asia, no sé por qué pero es un continente que siempre me ha atraído mucho, su gente, su cultura, la forma de vida, sus paisajes, su arquitectura… etc.


Desde siempre había pensado que iría, sola o acompañada, pero tenía clarísimo que iba a ir, pero pasaba el tiempo y no llegaba. A mis amigos no les llamaba absolutamente nada, el comentario era siempre el mismo “¿qué se te ha perdido allí?” y eso me daba rabia, porque no era que se me hubiera perdido nada, simplemente quería conocer una cultura tan diferente y distinta a la mía que invitaba a mi curiosidad.



A mis 31 años conseguí por fin mi propósito, mi pareja y yo empezamos a viajar con unos amigos, el primer viaje fue por Europa, para el segundo llevábamos ahorrando todo un año sin destino a la vista, la idea era que cada uno plantease un sitio con un presupuesto y sacar el viaje a votación, yo por supuesto propuse China, y al final lo conseguí, ¡ese verano, iba a ser mi verano!.


Llevaba mucho tiempo recopilando información, qué ver, dónde ir, haciendo rutas de lo que nos daría para hacer en 18 días allí. Había leído mucho, y ya de antemano conocía la página http://www.elong.net/ una página China en la cuál sólo se puede reservar desde el propio país, pero que todo el mundo aconsejaba. También llevaba en mente ver mucho paisaje, pueblos pequeños, alojarme en pequeñas aldeas, no sé, algo distinto a grandes ciudades, coches, ruido, contaminación, no, yo quería ver los entresijos de ese país, esa era realmente mi intención y lo que me llamaba.


Una vez allí todo cambia, está claro que una cosa es el viaje que tú tienes idealizado y otra muy distinta el que se va desarrollando, primero porque no vas sólo y ya está claro que no decides tú, hay que compartir porque en el viaje ya no estás sólo tú. Esto te da cosas buenas, que es compartir tú experiencia sobre la marcha, pero también te quita muchas otras cosas, cosas como que en un momento dado tú puedes querer hacer algo que el resto no quiere hacer, y al final te adaptas, prescindiendo de aquello que buscabas.

Este relatillo, lo escribo más que nada para que quede como consejo de cosas que creo que no se deben hacer.


Primeramente, llevaba como he dicho anteriormente la información muy estudiada y sabía cómo teníamos que hacer las cosas, y perdimos mucho tiempo por no hacerlas de esa manera, me refiero a lo anteriormente comentado de la página elong.net. Según llegamos el primer vuelo que cogimos que fue a Guillin en lugar de reservarlo por esa página, no, cogimos y muy listos nos fuimos a varias agencias de compañías aéreas a preguntar por los vuelos y a reservarlos allí, eso nos hizo perder mucho tiempo, ¿por qué?, porque era casi media mañana metidos en una agencia, haciendo colas y luego intentando entendernos con los chinos, si lo hubiéramos hecho directamente con la página, habríamos ganado muchísimo tiempo y podíamos haber disfrutado mucho más, porque esta gestión era realmente agotadora.


Lo mismo nos ocurrió con los hoteles, también sabíamos que en elong los podíamos reservar y nada…. en Guillin lo cogimos según llegamos al aeropuerto, una china nos dijo que era de elong y que nos ofrecía un hotel que estaba muy bien y demás. Efectivamente, cuando llegamos el hotel estaba genial, pero en la planta baja tenía unas habitaciones estupendas con el típico baño estilo hostel (ni ducha, ni bañera ni nada, una alcachofa colgada del techo y el suelo del baño como ducha) que habría estado bien, si no le acompañase el mal olor que había, a parte de no ser para nada lo que la tía nos había mostrado en fotografías….Con los hoteles la cagamos hasta que empezamos a reservar por la dichosa paginita y entonces nos empezó a ir bastante mejor, llegábamos a un hotel, nos metíamos en la página, y hacíamos la reserva del siguiente hotel, lo hicimos en Xian, y en nuestro regreso a Pekín, y sin pagar un duro, llegabas, tenías la reserva hecha, veías la habitación y si te gustaba bien, y si no pues te pirabas… Así que como consejo, si se lee algo muchas veces bajo la experiencia de los demás de que una cosa funciona, es que funciona.


Luego, cómo he dicho anteriormente, yo tenía ganas de ver las tripas de ese país, pueblos pequeños, zonas totalmente rurales y me quedé con las ganas, en el foro de la LonelyPlanet se lo comenté a un chico. Cómo ejemplo yo hubiera pasado una noche por lo menos en Longshen, había unos Hostel con muy buena pinta, y creo que habría sido genial despertar y al echar un vistazo por la ventana tener esa maravilla de paisaje enfrente de tus ojos, yo al final me quedé con las ganas.



Claro está que China es un país enorme, con una población excesiva, y macrociudades, pero ese no era el viaje que yo quería hacer, aunque esto no quita que no lo disfrutara, tuve muchos y maravillosos momentos por esas tierras, el descenso por el río Li, la ruta por la muralla china ( no la que hace todo el mundo, sino la que va hacia Simatae que es dónde no hay prácticamente nadie), las vistas de los arrozales de Longshen, una excursión que nos hicimos por nuestra cuenta a Fuli, un pueblecito al lado de Yanshou…etc. Pero me quedó en el tintero realmente muchas otras cosas que no dudo que al final conseguiré hacer, porque sé que volveré.




Esto lo dejo aquí para aquellos que hagáis el viaje de “vuestra vida” que por favor intentéis hacerlo cómo realmente os apetece, para que así los disfrutéis al 100%. Ese es mi consejo.